25/06/2025
Es un elemento muy importante en la práctica del Bikram Yoga, tanto como lo son el calor y la humedad.
A veces es difícil que todos los alumnos puedan verse en el espejo, sobre todo si hay demasiados y tienen que colocarse en varias filas. En nuestro teacher training, con casi 500 personas en el hot room, sólo podías verte al espejo cuando estabas en la primera y en la segunda fila, y eso ocurría una vez cada dos semanas…
Es uno de los retos de la clase de Bikram: permanecer noventa minutos mirándote al espejo no es fácil al principio, sobre todo si no estás contento con tu aspecto físico, si tienes algún complejo o no te aceptas como eres… Pero de eso se trata, precisamente: de aceptarte, tolerarte y gustarte cada día un poco más, hasta que acabes enamorándote de ti mismo. Y no se trata de narcisismo ni nada parecido, es algo mucho más importante y profundo.
Por un lado, al verte sudar y esforzarte te vas a sentir orgulloso de ti mismo, vas a valorar de forma muy especial lo que estás haciendo en la clase. Además, vas a ver cómo mejoras cada día, como tu práctica se perfecciona y tu cuerpo lo agradece a simple vista. Cada día estarás más a gusto con tu cuerpo, con sus imperfecciones y particularidades, porque nadie es perfecto. Aprenderás a no juzgarte, a aceptarte como eres y a quererte un poco más cada día.
Por otro lado, concentrarte en el espejo y en ti mismo te ayuda a centrarte en la práctica y a olvidarte de todo lo demás, es lo que Bikram llama meditación activa. Durante los 90 minutos de clase los problemas con la familia, la pareja o el trabajo quedan fuera y lejos de tu mente. No necesitas hacer ningún otro tipo de meditación para tratar de dejar la mente en blanco, mientras practicas Bikram Yoga no puedes pensar en nada más…
Tienes que convencerte de que el espejo es tu amigo y perderle el miedo. Cuando consigas mirarte en él con una sonrisa, sin juzgarte ni fijarte en tus defectos, sin duda serás más feliz. Podrás caminar con confianza en la vida y convertirte tú mismo en un espejo para los demás. Que cuando te miren se vean reflejados, porque tú proyectas realidad y no falsedad. Todos sabemos que los espejos no mienten, eso ya lo sabía la madrastra de Blancanieves. Volver